TANGKAS TIBETANOS

Hoy me gustaría compartir con vosotros/as una de las monedas más fascinantes y a la vez misteriosas con las que me he encontrado. Se trata del tangka ga-den tibetano de plata. Es ampliamente aceptado que el dinero ofrece a las autoridades que lo emiten la oportunidad de recoger y difundir símbolos propios de la nación o estado que representan, sirviendo así como elemento de cohesión. No obstante, pocas monedas pueden plasmar mejor la simbología propia de una religión, en este caso la budista, que encarna a la perfección el alma y la historia del Tíbet.

Anverso (arriba) y reverso (abajo) de un tangka ga-den
de plata de principios del siglo XX
Estos tangkas de plata fueron introducidos a mediados del siglo XIX como respuesta a las necesidades de un comercio local en expansión y de ajuste a los patrones marcados por el comercio internacional. Hasta finales del siglo XVIII el Tíbet había importado monedas del vecino Nepal, cuya calidad llegó a ser motivo de conflicto entre los dos países. El valor del tangka ga-den era de 1 ½ shoh, con lo cual, según el sistema monetario decimal tibetano, equivalía a 15 skar y a 0,15 srang. Se emitió hasta 1923, y, según parece, en grandes cantidades, pues las estimaciones más conservadoras dan fe de 50 millones de piezas (lo cual hace que hoy en día se vendan a precios muy razonables dentro del mercado numismático).


El diseño es uno de los más interesantes con los que me he topado hasta la fecha. De reminiscencias claramente medievales, refleja tanto en el anverso como en el reverso un patrón floral como puede apreciarse en las imágenes. En el reverso aparece la siguiente leyenda en tibetano: “dga ldan pho brang pyud las rnam rgyal” cuya traducción viene a ser “desde la sede de gobierno, victorioso en todas direcciones”. Esta enigmática frase parece ser un eufemismo para referirse al gobierno del Tíbet, en un momento en que era importante no ofender a la omnipresente China. Debemos recordar que, durante gran parte de su historia antes de 1949, el Tíbet fue un estado satélite con respecto al gigante asiático.

No obstante, lo más fascinante de esta moneda, en mi humilde opinión, es el anverso, que muestra los Ocho Emblemas Preciosos Budistas u Ocho Elementos Auspiciadores (lucky symbols en inglés), símbolos esenciales del budismo tibetano. En el sentido de las agujas del reloj, empezando por las 12 en punto, podemos distinguirlos uno a uno:

El Parasol o Paraguas: simboliza la defensa contra los malos deseos y todo aquello que puede dañar el espíritu humano en general. En el budismo los demonios o el infierno se encarnan no en un ser maligno como en Occidente sino en los sentimientos impuros que dañan el espíritu. De hecho, la recitación de mantras, tiene el fin de interiorizar en la persona las enseñanzas del budismo y de esta forma contribuir a purificar el alma.



Doble Pez o Pez Dorado: este símbolo se puede interpretar como elemento de salvación, abundancia o felicidad. Se le considera también como la representación de la conciencia humana en el océano de la existencia mundana.






Jarrón de Agua Santa o Vaso Lustral: representa el néctar de la inmortalidad del ser humano. Es importante recordar que la religión budista cree en la inmortalidad del alma humana a través de las sucesivas reencarnaciones. Por lo general, este símbolo tiene connotaciones espirituales positivas, siendo considerado un recipiente que guarda el alimento espiritual que necesita el alma humana para alcanzar la plena sabiduría. Resulta curioso el paralelismo con el cáliz cristiano, forma simbólica de compartir las enseñanzas de Cristo entre los fieles



La Flor de Loto: uno de los símbolos budistas más conocidos, y presente en la mayor parte de sus ramas, representa la perfección y la pureza. En algunos textos budistas se identifica esta flor con el karma, concepto clave en el budismo y otras religiones que hace referencia a las causas y efectos de las acciones de los seres humanos, actuando como una especie de retribución cósmica.
 
La Caracola o Concha Marina simboliza la proclamación de la perfección espiritual o santidad. El budismo contempla el alma humana como algo que se forma progresivamente hacia la iluminación; en este sentido, este símbolo supondría la culminación de ese proceso, la victoria del conocimiento y la virtud sobre todos aquellos deseos impuros e innobles que entorpecen este camino a la perfección espiritual. En el budismo tibetano la Concha Blanca, entregada al Dalai Lama cuando toma posesión, representa el poder temporal o político.



El Nudo Interminable o Nudo de la Inmortalidad. Es de nuevo un símbolo presente en varias religiones asiáticas además del budismo y representa el interminable ciclo de muertes y renacimientos que toda alma debe pasar hasta alcanzar la iluminación o nirvana.








El Estandarte o Bandera de la Victoria no tiene en absoluto connotaciones belicistas, sino estrictamente espirituales,pues representa la victoria del ser iluminado y la verdad sobre las ataduras y los deseos terrenales. Es, en definitiva, la victoria de la fe y el espíritu sobre lo mundano.






Finalmente, la Rueda, o Rueda de la Ley o de la Vida es lo que en el hinduismo se conoce como chakra o centro de energía. En el caso que nos ocupa viene a representar el camino a la perfección espiritual que debe emprender todo ser humano, que siempre debe apuntar hacia la iluminación o nirvana. Si bien la Caracola o Concha Blanca representaba el poder terrenal del Dalai Lama para los tibetanos, la Rueda representaría su poder espiritual.


Verdaderamente, creo que es difícil encontrar hoy en día una moneda que recoja mayor carga simbólica e información de tipo espiritual. No es de extrañar que muchas de estas piezas apenas hayan circulado, dado que se han preferido utilizar como adornos o amuletos.

Las fotos que comparto hoy aquí corresponden a una moneda que debió ser emitida a principios del siglo XX, según la información a la que he tenido acceso. En esta página http://www.tibetancoins.com/Info%20Sheet%2011.pdf podéis encontrar una buena guía para tratar de datar y clasificar estas monedas, aunque os prevengo que las diferencias entre las variedades son a veces tan sutiles que es necesario armarse con una gran dosis de paciencia (y, cómo no, una buena lente) para apreciarlas con exactitud. En cuanto al contenido religioso o espiritual, me he basado en el interesante artículo de Manuel Mozo Monroy “Simbología Lamaista en las Monedas del Tíbet” publicado en la Gaceta Numismática de Septiembre de 2003 (http://www.numisane.org/Gaceta/GN150.pdf)

Para ver más fotos y variedades de esta y otras monedas tibetanas os dejo el siguiente enlace:


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