COMO FABRICAR TU PROPIO DINERO (IV)

La verdad es que, a la hora de elegir un título para la entrada de hoy no estaba seguro si escoger “cómo fabricar tu propio dinero” o “libras galesas”, ya que trata del denodado esfuerzo de un particular que, hacia finales de la década de los 60 del pasado siglo, quiso poner en circulación libras propias en el País de Gales. Tras reflexionar brevemente, he llegado a la conclusión de que esta historia tiene más de lo primero que de lo segundo.

Aunque Gales es la parte integrante de Reino Unido más vinculada a Inglaterra, quizá debido al hecho de que nunca ha sido un país oficialmente independiente (de hecho, la Union Jack no refleja sus colores, como sucede con los demás territorios), se trata de una de las nacionalidades diferenciadas dentro del estado, con su autonomía, idioma y símbolos propios. De hecho, cuenta con la lengua céltica más hablada en el mundo hoy en día, el gaélico, que dominan aproximadamente medio millón de personas, una quinta parte de su población. Y, pese a que Gales no cuenta con movimientos nacionalistas tan pujantes como en el caso escocés, por poner un ejemplo cercano, ese sentimiento puede manifestarse en ocasiones como la que veremos a continuación.

Emisión de la Compañía de la Oveja Negra de 5 chelines , con el puente
Menai, las plumas del Príncipe de Gales y el sello de 2 peniques


Hacia el año 1968 se puso sobre la mesa la conveniencia de que Gales contara con un banco propio que promocionara los intereses económicos de la región y sirviera de apoyo a sus empresas. Richard Williams, ciudadano británico del norte de Gales con amplia experiencia en el sector financiero y miembro del Institute of Bankers (hoy día Institute of Financial Services http://www.ifslearning.ac.uk/) decidió que la iniciativa personal era el mejor medio para hacer realidad este propósito, con lo que, tras sondear sin mucho éxito a las autoridades competentes, puso en marcha con su esposa una empresa llamada Prif Trysorfa Cymru Limited, que fue registrada por la Junta de Comercio a finales de año.

Williams siempre dio por hecho (y razones no le faltaban) que un banco propiamente galés no sería bien visto por las autoridades británicas, con lo que en todo momento estuvo preparado para sortear la legalidad con una ambigüedad calculada. Además, no dudó en hacer uso del gaélico con el fin de confundir a estas autoridades, ya que este idioma, completamente distinto del inglés, apenas es conocido fuera de Gales. Así, pudo registrar una compañía cuyo nombre en inglés se traduce como “Secretario del Tesoro de Gales” (Chief Treasury of Wales Limited) ya que los responsables de la Junta de Comercio pensaron que la palabra “trysorfa” equivalía a “treasure” (es decir, un tesoro, con minúsculas) y no “Treasury”, que en castellano se traduce también como Tesoro pero como institución oficial.

Williams se salió con la suya, y al poco tiempo de crear su propia compañía financiera, se dispuso a emitir sus propios cheques y billetes. Así, en 1969 diseñó en su propia casa una serie de billetes de banco pagaderos a la vista o pagarés por valor de 10 chelines (o sea, media libra en el sistema predecimal), 1, 5 y 10 libras. Para ser instrumentos legales, y por tanto ser utilizados como medio de pago, necesitaban el sello de dos peniques del Inland Revenue (es decir, la Hacienda británica) requisito que en un principio obtuvo.

Williams pretendía así poner en marcha una especie de “libras galesas” a la manera escocesa o irlandesa. Estos primeros billetes fueron muy populares, tanto que se vendieron enseguida. Cuando Williams envió una nueva remesa al Inland Revenue, sus actividades ya habían llamado la atención de las autoridades, con lo que se encontró con una serie de exigencias, principalmente la imposibilidad de emitir pagarés por valor inferior a 5 libras, pues contravenía la legalidad vigente, y la obligación de cambiar el nombre de su empresa, ya que la denominación escogida le confería una oficialidad que no tenía.
Reverso de la emisión, de diseño geométrico simple

Williams accedió a ambas cosas, pero no por ello cejó en su empeño. Con respecto a la primera exigencia, continuó emitiendo los pagarés de 5 y 10 libras, ya que ello no contravenía la ley, mientras que las denominaciones de 1 libra y 10 chelines fueron canceladas y vendidas como recuerdo (aquí me gustaría realizar un pequeño inciso, y es que es interesante reflexionar cómo el coleccionismo ha movido desde hace tiempo la emisión de dinero, como ocurrió en la Alemania de la década de 1920 con los notgeld). En cuanto a la segunda exigencia, Williams rebautizó a su empresa como Cwmni y Ddafad Ddu Gymreig Limited, es decir, Compañía Galesa de la Oveja Negra, nombre que a la Junta de Comercio le pareció de lo más aceptable. Poco sospechaban que ese era el nombre por el que se conocía popularmente en Gales al Banco de Aberyswith y Tregaron, entidad bancaria que operó en esta parte del Reino Unido a principios del siglo XIX y cuyos billetes lucían precisamente una oveja negra.  

La aceptación de estos cambios hicieron a las autoridades financieras bajar la guardia, lo cual alentó a Williams a continuar con sus pequeños desafíos. Por un lado consiguió dar salida a sus billetes de menor valor (1 libra y 10 chelines) mediante la argucia de hacerlos pagaderos a la vista al cabo de un día, lo cual los situaba, por los pelos, dentro de la legalidad. Además, junto al nuevo nombre de su empresa no dudó en añadir "Gynt Prif Trysorfa Cymru Cyfyngedig", es decir, "Anteriormente, Secretario del Tesoro de Gales" como forma de dejar constancia de su desacuerdo con la decisión. Posteriormente, se atrevió a incluir el término "Punt Gymraeg", es decir, "libra galesa", en sus emisiones y, en un alarde de adaptación a la decimalización de la moneda británica de 1971 lanzó billetes de 50 "nuevos" peniques.

No parece que los billetes de la Compañía Galesa de la Oveja Negra fueran muy utilizados como instrumentos financieros (ni mucho menos como billetes en circulación), sino que en su mayor parte los usuarios los trataron como recuerdos u objetos para el coleccionismo. Lo cierto es que Williams cuidó bastante la estética de sus billetes, mostrando por lo general construcciones simbólicas de su tierra. Es el caso del billete que muestro en las imágenes de 5 Swillt (5 chelines, es decir 1/4 de libra o 60 peniques antiguos), el de más baja denominación de sus series. Muestra por un lado una sugerente imagen del puente Menai del siglo XIX, símbolo de la llegada de los adelantos tecnológicos de la Revolución Industrial. En lugar de una oveja, aparece un toro negro, así como las plumas del Príncipe de Gales (que podemos apreciar hoy en día en las monedas de 2 peniques en circulación) encima del sello aprobatorio de la Hacienda británica. Lleva impreso además un sello de "cancelled", seguramente indicativo de que su emisión iba dirigida al coleccionismo desde el primer momento. El reverso es muy simple, pues consiste en un patrón geométrico con el número 5 repetido cinco veces, en las esquinas y en el centro. Además de ésta son célebres otras series como la de los castillos que podéis apreciar clicando sobre este link http://www.atsnotes.com/catalog/banknotes/wales.html

Las aventuras financieras de Williams no pasaron de la década de 1970, sin conseguir su sueño de impulsar una banca y un circulante propiamente galeses. No obstante, sus billetes o pagarés constituyen la evidencia de este empeño, así como un filón para los coleccionistas modernos de notafilia. 

Symes, P. Private Issues - The Chief Treasury of Wales and the Black Sheep Company (http://www.pjsymes.com.au/articles/Private03.htm)


Comentarios

  1. Bonita entrada, muy interesante pero a la vez amena como siempre. Curiosos billetes, el reverso me ha traído a la mente de inmediato al billete de 50 céntimos de la segunda república española. Por cierto, ¿el término "ser la oveja negra" se origina de estos billetes?

    Saludos!

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    1. Hola de nuevo, muy buena observación, la verdad es que a mí también me ha recordado a nuestro billete de la II República, desde luego Williams no se complicó demasiado la vida con los anversos. Con respecto a la expresión, la verdad es que lo dudo, pues como ocurre con muchos dichos, suelen remontarse más allá de mediados del siglo pasado, aún así lo echaremos un vistazo. Gracias por tu comentario, recibe un cordial saludo,

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