LIBRAS IRLANDESAS

Hoy quisiera dedicar un pequeño espacio a Irlanda, cuya moneda, hasta la llegada del euro en 1999,  fue reflejo de las tensiones y divisiones que durante todo el siglo XX condicionaron la vida política y social a ambos lados de su frontera. Es una división que de hecho continua vigente, pues hasta que el Reino Unido no adopte el euro (cosa que yo, sinceramente, no veo cercana) la libra esterlina seguirá siendo la moneda circulante en el norte, con unas peculiaridades similares a las que en su día vimos en Escocia.

Monedas de 1 libra irlandesa y 5 peniques


Aunque el estallido del conflicto entre Reino Unido e Irlanda tuvo lugar hace cosa de un siglo, las tensiones entre los dos países no eran ninguna novedad. El proceso de asimilación de la Hibernia romana por parte de Inglaterra duró varios siglos, aproximadamente desde la  invasión normanda de finales del siglo XII hasta la época de los Tudor, dinastía que decidió hacer efectivo su dominio manu militari. Las tensiones religiosas de la época contribuyeron a exacerbar la animosidad entre ingleses e irlandeses, especialmente durante el siglo XVII, época en que sucesivas revueltas irlandesas en favor de una mayor autonomía y de defensa de los derechos de los católicos fueron aplastadas desde Londres, desde donde se introdujeron medidas represivas en forma de confiscaciones de tierras o leyes discriminatorias contra la población católica (por ejemplo, con la exclusión del funcionariado, o mediante restricciones en sus derechos de propiedad y herencia de la tierra). Todo esto contribuyó a crear un sentimiento de agravio y discriminación que sirvió de germen de movimientos nacionalistas posteriores.

Billete de cinco libras de la República de Irlanda
A principios del siglo XX, en plena guerra mundial, Gran Bretaña se encontró con un frente dentro de sus propias fronteras. La dura represión de la revuelta de Pascua de 1916 supuso el principio del fin de la dominación británica, pues dio alas a las reivindicaciones de los independentistas del Sinn Féinn (Nosotros Solos) que tras su victoria electoral en las legislativas de 1918 constituyeron un parlamento independiente en Dublín encabezado por Eamon de Valera. En 1921, tras tres años de conflicto, las dos partes acabaron llegando a un acuerdo mediante el cual se reconocía a Irlanda como "estado libre", es decir, con un estatus de dominio dentro de la Commonwealth similar al que tenían Canadá y Australia. Al mismo tiempo, se daba la posibilidad a seis condados del norte de la isla de mayoría protestante de permanecer dentro del Reino Unido, hecho que se consumó de forma inmediata.

No fue éste un acuerdo a gusto de todos, puesto que se renunciaba a parte del territorio y se mantenían vínculos con Reino Unido (como la jefatura del estado), no obstante el Estado Libre de Irlanda consiguió dotarse de su propia constitución en 1937 y convertirse en república en 1949, cortando los últimos lazos con Londres. No obstante, no se conseguiría completar ansiada la unidad territorial, lo que siempre ha sido un escollo insalvable en las relaciones entre ambos países.

Billete actual de cinco libras norirlandesas del Ulster Bank
Curiosamente, la moneda fue uno de los pocos vínculos que se mantuvieron aún mucho tiempo después de la independencia. Pese a que el Estado Libre podía emitir su propia moneda, la libra irlandesa mantendría un cambio fijo con la libra esterlina, algo que no sorprende ya que la inmensa mayoría del comercio exterior del nuevo estado se encontraba al otro lado del Mar de Irlanda. Solo a finales de la década de 1970, con la integración de la República de Irlanda en el Sistema Monetario Europeo, germen del futuro euro, terminaría esta paridad, pese a que el valor de las dos monedas se mantuvo similar hasta 2002.

Eso sí, los seis condados del Ulster que aún permanecen bajo soberanía británica tienen su propia libra en circulación. El régimen es muy similar al caso escocés: una serie de bancos privados (un total de cuatro en el caso que nos ocupa: Bank of Ireland, AIB Group UK, Northern Bank Limited y Ulster Bank Limited) tienen permiso para emitir sus propios billetes de libra, que deben estar respaldados por activos del mismo valor, condiciones siempre supervisadas por el Banco de Inglaterra. Al igual que en Escocia, se trataría de billetes legales, pero no de curso legal, al no existir esta figura en la legislación norirlandesa. En teoría estos billetes podrían ser rechazados por los particulares ya que no existe una obligación legal que imponga su aceptación, pero no se da el caso, imperando el sentido común y la confianza. Además, no olvidemos que las libras emitidas por el Banco de Inglaterra tampoco son de curso legal en Irlanda del Norte, por lo que tantos motivos podrían existir para rechazar tanto unas como otras…

Toda la información sobre las libras en Irlanda (a ambos lados de la frontera) y su historia la he encontrado en estos interesantes enlaces:

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