EL RUBLO DEL ESTE (1916)

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Es ampliamente conocido el dinero de ocupación de la Segunda Guerra Mundial, tanto el que pusieron en circulación las llamadas potencias el Eje como el que emitieron los Aliados conforme la contienda tocaba a su fin. Sin embargo, el dinero de ocupación utilizado en la Primera Guerra Mundial 30 años antes no es tan familiar a ojos de los coleccionistas, lo cual me mueve hoy a presentar unas pinceladas de una moneda conocida como ost rubel ("rublo del Este", aunque paradójicamente circulara en la parte occidental del Imperio Ruso), puesta en marcha por los alemanes en 1916.

La Primera Guerra Mundial se asocia normalmente a la guerra de trincheras entre franceses, ingleses y alemanes en el Oeste, donde el frente se mantuvo estancado (con consecuencias devastadoras para los soldados que en él combatían) entre finales de 1914 y principios de 1918. En este sentido, a veces no prestamos mucha atención a lo que aconteció en el frente oriental, donde los alemanes y sus aliados austro-húngaros libraron un enfrentamiento contra las tropas zaristas. En este frente el desarrollo de las operaciones fue por lo general más ágil, caracterizado por una guerra de movimientos que claramente inclinó la balanza en favor de los alemanes. En este caso, y a diferencia de lo que ocurrió en la Segunda Guerra Mundial, los responsables militares del Kaiser demostraron haber aprendido del gran error de Napoleón un siglo antes, y optaron por aprovechar su superioridad táctica y logística sin adentrarse demasiado en el vasto territorio ruso, imposible de invadir para cualquier ejército convencional.


Tras unas primeras incursiones rusas en Prusia Oriental y la Galitzia austro-húngara al comienzo de la contienda, los alemanes consiguieron, con altibajos, llevar la iniciativa en el frente oriental y explotar sus ventajas durante el resto de la Gran Guerra. Tras las victorias de Tannenberg y Lagos Masurianos los ejércitos del Kaiser desplazaron el frente hacia el este dentro de territorio ruso conquistando parte de Polonia y territorios del Báltico, concretamente buena parte de lo que hoy son Lituania y Letonia. A mediados de 1916 los rusos consiguieron contener este avance y establizar el frente, pero los acontecimientos internos inmediatamente posteriores (las revoluciones de 1917, en particular) alimentaron la confusión dentro del antiguo Imperio Ruso, lo que permitió a los alemanes ganar más terreno, completando la conquista de la costa báltica rusa, Bielorrusia e incluso parte de Ucrania.

La prueba de la efectividad alemana en el este se encuentra en el hecho de que las zonas conquistadas pudieron dotarse de una administración efectiva de ocupación sin que las tropas rusas pudieran hacer demasiado por impedirlo. La mayor parte de este territorio (Báltico, Este de Polonia y una parte de Bielorrusia) estaba controlada por el Oberbefehlshaber der gesamten deutschen Streitkräfte im Osten (Comandancia de todas las fuerzas alemanas en el Este), conocida como Ober Ost, bajo órdenes y personal del mariscal Hindenburg, es decir, una administración puramente militar. La Polonia occidental alrededor de los centros industriales de Varsovia y Lodz estaba bajo un Gobierno General civil con amplia autonomía. Salvando las distancias, pues las invasiones del Este durante la Segunda Guerra Mundial conocieron atrocidades nunca vistas hasta la fecha, puede decirse que la ocupación alemana de 1915-18 supuso un preludio de lo que ocurriría 25 años después. En este sentido, los alemanes pusieron enteramente al servicio de su esfuerzo bélico los recursos humanos y materiales de estas zonas, sin abandonar en ningún caso la idea de una futura anexión definitiva al Reich de aquellos territorios que les pudieran interesar. No debemos olvidar que en aquel momento las fronteras eran más difusas que ahora, y en Europa del este muchas nacionalidades convivían en el mismo territorio. Los alemanes habían completado un proceso de unificación con éxito cincuenta años antes y no olvidaban que más allá de sus fronteras quedaban numerosas poblaciones germanas sin integrar en el Reich.


Una buena forma de demostrar una ocupación efectiva consiste en poner dinero en circulación, y así lo hicieron los alemanes en 1916 con la emisión del ost rubel para los territorios bajo control del Ober Ost. En esta entrada podéis ver dos ejemplares, uno de 50 kopeks y otro de un rublo aunque en este enlace encontraréis toda la serie. Son bastante funcionales, pues solo los de mayores denominaciones contienen ilustraciones, aunque no renuncian a cierta elaboración en su diseño. El anverso está íntegramente en alemán, mientras que el reverso hace una concesión hacia las poblaciones ocupadas mostrando leyendas en polaco, letón y lituano. No disfrutó de una larga vida esta moneda, pues ni siquiera llegó al final de la guerra. En 1918 los alemanes decidieron sustituirlo por el ost mark (marco del Este) por si quedaba alguna duda acerca de sus verdaderas intenciones.

La paz firmada en Brest-Litovsk en Marzo de 1918 fue especialmente ventajosa para Alemania, porque ponía fin a su guerra en el Este y dejaba la puerta abierta a la futura anexión de territorios en el Báltico y Europa Oriental. Asimismo, los alemanes contemplaban la creación de pequeños estados-títere como Polonia (cuyo reino fue proclamado en 1916, aunque con escaso efecto) o Lituania, tutelados por el Kaiser. Todos estos sueños se desvanecieron finalmente en Noviembre de 1918 con la derrota frente a los Aliados en Noviembre de 1918. 

Richter, K. Baltic States and Finland en International Encyclopedia of the First World War http://encyclopedia.1914-1918-online.net/article/baltic_states_and_finland

Lehnstaedt, S. Occupation during and after the War en International Encyclopedia of the First World War 

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